miércoles, 12 de mayo de 2010

Tiemblo y la sangre me da mil vueltas por la cabeza
Su piel sabe a comienzos de primavera...


Se borran los pensamientos.
Se extingue la preocupación.


¿Así olerá la inocencia perversa?
¿Y el pecado imperdonable?
¿Se mojará de esta forma la inmoralidad?
¿Gemirá lo prohibido?


Se caen las agujas del reloj.
Se quiebran los recuerdos anteriores.
Se incendian nuestras fotografías del alma.


El paraíso de su desnudez se adueña de toda mi existencia

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